El trastorno delirante implica la presencia de una o más ideas delirantes con una duración de por lo menos 1 mes. Una persona solo puede tener un trastorno delirante si se ha establecido que esa persona no tiene esquizofrenia. Específicamente, los siguientes síntomas de esquizofrenia deben estar ausentes:
- Alucinaciones (si están presentes, las alucinaciones no pueden ser prominentes y deben estar relacionadas con el tema delirante)
- Un habla acelerada (por ejemplo, descarrilamiento frecuente o incoherencia)
- Un comportamiento muy desorganizado o catatónico
- Síntomas negativos (es decir, disminución de la expresión emocional o avolición)
Además, se aplican los siguientes criterios:
- Aparte del impacto de la(s) ilusión(es) o sus ramificaciones, el funcionamiento no parece estar notablemente afectado y el comportamiento no es obviamente raro o extraño.
- Si han ocurrido episodios maníacos o depresivos mayores, estos se consideran cortos en comparación con la duración de los períodos delirantes.
- El trastorno no es atribuible a los efectos fisiológicos de una sustancia u otra condición médica, y no se le puede atribuir a otro trastorno mental, como el trastorno dismórfico corporal o el trastorno obsesivo-compulsivo.
Las ideas delirantes y el trastorno delirante generalmente pertenecen a una de las siguientes categorías:
- La erotomanía: este subtipo se aplica cuando el tema central de la ilusión es que otra persona está enamorada del individuo.
- El tipo grandioso: este subtipo se aplica cuando el tema central de la ilusión es la convicción de tener un gran talento o conocimiento (no reconocido) o de haber hecho algún descubrimiento importante.
- El tipo celotípico: este subtipo se aplica cuando el tema central de las ideas delirantes del individuo es que su cónyuge o pareja le es infiel.
- El tipo de persecución: este subtipo se aplica cuando el tema central de la ilusión consiste en la creencia del individuo de que hay una conspiración en su contra, de que lo están engañando, espiando, siguiendo, envenenando o drogando, maltratando, o de que están obstaculizando u obstruyendo su camino hacia algún objetivo a largo plazo.
- El tipo somático: este subtipo se aplica cuando el tema central de las ideas delirantes incluye funciones o sensaciones corporales.
- El tipo mixto: este subtipo se aplica cuando no predomina ningún tema delirante.
- El tipo no especificado: este subtipo se aplica cuando la creencia delirante dominante no se puede determinar claramente o no se describe en los tipos específicos (por ejemplo, ideas delirantes referenciales sin un componente persecutorio o grandioso prominente).
Además, las ideas delirantes pueden o no ser extrañas. Las ideas delirantes se consideran extrañas si son claramente inverosímiles, no comprensibles y no se derivan de experiencias de la vida ordinaria (por ejemplo, la creencia de un individuo de que un extraño ha extraído sus órganos internos y los ha reemplazado con los órganos de otra persona sin dejar heridas ni cicatrices).
Las ideas delirantes no extrañas se refieren a situaciones que podrían ocurrir en la vida real, como ser seguido, ser amado a distancia, ser envenenado, tener una infección o ser engañado por su pareja. Estas ideas delirantes usualmente involucran la mala interpretación de las percepciones o experiencias. Sin embargo, en realidad, las situaciones no son verdaderas o son muy exageradas.