El trastorno de pesadillas en niños y adolescentes

Estos sueños generalmente ocurren en la segunda mitad del período principal de sueño y con frecuencia incluyen temas de amenazas a la supervivencia, la seguridad o la integridad física. El individuo se orienta y alerta rápidamente después de despertarse de los sueños.

Las pesadillas ocasionales son bastante comunes en los adultos. Por lo tanto, el trastorno de pesadillas se diagnostica solo cuando las pesadillas ocurren repetidamente y causan un malestar o deterioro clínicamente significativo.

Las pesadillas a menudo son comórbidas con otros trastornos psiquiátricos, como el trastorno por estrés postraumático (TEPT), el insomnio, la psicosis, trastornos del estado de ánimo, trastornos de ansiedad y dolor. Por esta razón, el trastorno de pesadillas debe diagnosticarse solo cuando las pesadillas son lo suficientemente graves como para justificar una atención clínica independiente. Adicionalmente, el trastorno de pesadillas no se debe diagnosticar además del TEPT a menos que las pesadillas no tengan relación temporal con el TEPT (es decir, precedan a la aparición del TEPT o persistan después de la remisión del TEPT).

Se sabe poco sobre la neurobiología del trastorno de pesadillas. Sin embargo, algunos estudios han vinculado las pesadillas con varios sistemas de neurotransmisores, en particular la norepinefrina, la serotonina y la dopamina, y con la actividad en redes neuronales afectivas, como la amígdala, el hipocampo, la corteza prefrontal medial y la corteza cingulada anterior. No está claro si los diferentes tipos de pesadillas (por ejemplo, los relacionados con el trastorno de pesadillas versus con el uso o la abstinencia de sustancias) comparten una fisiopatología subyacente común. Las personas con trastorno de pesadillas tienen más probabilidades de tener un historial de eventos adversos, lo que puede contribuir a la incidencia de pesadillas.

Hay poca investigación clínica sobre el tratamiento del trastorno de pesadillas en niños y adolescentes. Sin embargo, las guías clínicas sugieren que las siguientes estrategias pueden ser útiles:

• La terapia de ensayo de imágenes, en la que el (la) niño (a) se imagina repetidamente que la pesadilla termina de una manera diferente, ha mostrado algunas pruebas modestas de eficacia en un ensayo abierto.
• Se recomiendan estrategias de comportamiento, que incluyen mantener buenos hábitos de sueño, evitar películas de miedo y seguir una rutina relajante a la hora de acostarse.
• También se recomiendan intervenciones conductuales para los padres, que incluyen calmar al niño después de una pesadilla.

Además, hay informes de casos del uso exitoso de prazosina, un bloqueador alfa-uno, para tratar las pesadillas en adolescentes. Sin embargo, no hay ensayos controlados que apoyen el uso de este y otros medicamentos en pacientes más jóvenes.