El trastorno esquizoafectivo en niños y adolescentes

Hay dos tipos de trastornos esquizoafectivos:

• El tipo bipolar: un episodio maníaco (estado de ánimo persistentemente elevado, expansivo o irritable) forma parte de la presentación esquizofrénica. También pueden ocurrir episodios depresivos mayores.
• El tipo depresivo: un episodio depresivo mayor (estado de ánimo depresivo, pérdida de interés o placer) forma parte de la presentación esquizofrénica.

El trastorno puede ocurrir en una variedad de patrones temporales. El siguiente es un patrón típico: un individuo puede tener alucinaciones auditivas pronunciadas e ideas delirantes persecutorias durante al menos 2 meses antes del inicio de un episodio depresivo mayor. Los síntomas psicóticos y el episodio depresivo mayor completo están presentes durante al menos 3 meses. Luego, el individuo se recupera completamente del episodio depresivo mayor, pero los síntomas psicóticos persisten durante al menos otro mes antes de que desaparezcan.

Los síntomas y el comportamiento de niños y adolescentes con trastorno esquizoafectivo pueden ser diferentes a los de los adultos con esta enfermedad. Los siguientes síntomas y comportamientos pueden ocurrir en niños o adolescentes con trastorno esquizoafectivo:

• Alucinaciones: ver u oír cosas que otros no ven u oyen
• Ideas delirantes: creencias fijas que se mantienen independientemente de evidencia que las contradice
• Pensamientos acelerados: una falta de continuidad en el habla, respuestas que no están relacionadas con las preguntas
• Episodio depresivo mayor: sensaciones de tristeza, inutilidad y vacío, una disminución del interés en las actividades, insomnio o hipersomnia
• Episodio bipolar: una autoestima inflada, una menor necesidad de dormir, una mayor distracción, un aumento de energía dirigida hacia un objetivo, un paciente puede experimentar euforia, pensamientos acelerados, participación en conductas de riesgo
• Cambios en el peso o el apetito
• Pensamientos o intentos suicidas

El trastorno esquizoafectivo afecta aproximadamente al 0,3% de los adultos. El inicio del trastorno esquizoafectivo generalmente ocurre en la edad adulta temprana, aunque el inicio puede ocurrir en cualquier momento a partir de la adolescencia y hasta en la última etapa de la vida.

El trastorno esquizoafectivo en la juventud es extremadamente raro. No hay estimaciones actuales de niños y adolescentes con trastorno esquizoafectivo. El trastorno esquizoafectivo, tipo bipolar, es más común en adultos jóvenes, mientras que el trastorno esquizoafectivo, tipo depresivo, es más común en adultos mayores. El diagnóstico de trastorno esquizoafectivo se realiza utilizando los mismos criterios diagnósticos que se utilizan para adultos.

Los jóvenes con trastorno esquizoafectivo presentan la misma gravedad de síntomas psicóticos y de deterioro funcional que aquellos con esquizofrenia. Las dificultades premórbidas comunes incluyen el aislamiento general y social, los trastornos conductuales perturbadores, las dificultades académicas, los problemas del habla y del lenguaje, aunque estos problemas también suelen presentarse en niños que no desarrollan esquizofrenia.

Hay poca o ninguna información en la literatura sobre la etiología, los factores de riesgo y el pronóstico de los niños y adolescentes con trastorno esquizoafectivo. Sin embargo, hay más investigación disponible de niños y adolescentes a los que se les ha diagnosticado esquizofrenia de inicio temprano. La esquizofrenia de inicio temprano es el diagnóstico de esquizofrenia antes de los 18 años de edad.

Los niños y adolescentes con esquizofrenia suelen estar marcados por deficiencias en el deterioro cognitivo, como deficiencias en la atención o la reflexión, la memoria y el funcionamiento ejecutivo. Un deterioro generalizado o global (por ejemplo, el CI por debajo del promedio) también es común en esta población. Aproximadamente del 10 al 20% de los niños con esquizofrenia tienen un coeficiente intelectual a escala completa de 70 o menos.

Debido a que la esquizofrenia en los jóvenes a menudo tiene un inicio insidioso, el desarrollo gradual de los síntomas psicóticos en un niño con retrasos en el lenguaje premórbido y el retiro social puede ser difícil de reconocer. Los niños pueden experimentar ideas delirantes y alucinaciones menos elaboradas que los adultos. Las alucinaciones visuales son más comunes en niños con esquizofrenia y deben distinguirse de juegos de fantasía normales. Los síntomas como el habla y el comportamiento acelerados, que suelen estar presentes en la esquizofrenia, también aparecen en muchos otros trastornos que aparecen en la infancia (por ejemplo, el trastorno del espectro autista y el trastorno con déficit de atención e hiperactividad).

Los estudios familiares, de gemelos y de adopción respaldan un fuerte componente genético para la esquizofrenia. El riesgo de por vida de desarrollar la enfermedad es de 5 a 20 veces mayor en parientes de primer grado en comparación con la población general. Se cree que los factores de riesgo como la edad paterna y la exposición en el útero a la desnutrición materna contribuyen al desarrollo de la esquizofrenia. El trauma en la primera infancia también se ha asociado con síntomas psicóticos infantiles. Se ha encontrado que los niños que han sufrido de maltrato por parte de un adulto o acoso escolar por parte de compañeros tienen un mayor riesgo de trastornos psicóticos en el futuro. La esquizofrenia alcanza su punto máximo a los 15 años y esta es una de las razones por las que muchos autores consideran que la pubertad es un factor de riesgo para la esquizofrenia. Los cambios neurobiológicos que ocurren durante la pubertad y la adolescencia pueden influir en una aparición más frecuente de esquizofrenia durante este período de la vida. Estos cambios neurobiológicos incluyen un agrandamiento ventricular progresivo, una reducción del volumen total del cerebro y del tálamo, cambios en las estructuras del lóbulo temporal y reducciones en el metabolismo frontal, una reducción del volumen de la corteza asociativa y del hipocampo, una eliminación sináptica durante el desarrollo adolescente de la corteza prefrontal, una disminución de la función cerebral, una plasticidad y cambios en la neurotransmisión.

Las siguientes pautas de tratamiento para el trastorno esquizoafectivo se basan en la población adulta.

Tratamientos de primera línea

• La psicoeducación y apoyo para la familia: ayuda a mejorar el funcionamiento familiar, la resolución de problemas y las habilidades de comunicación, y disminuye las tasas de recaída.
• La terapia cognitivo conductual: incluye un entrenamiento en habilidades sociales, estrategias para resolver problemas y habilidades de autoayuda.
• Un antipsicótico atípico + un estabilizador del humor: se cree que ayuda a disminuir la cantidad de dopamina en el cerebro y reduce la inestabilidad del estado de ánimo.
• Los antipsicóticos atípicos de primera línea incluyen:
• Risperidona
• Aripiprazol
• Olanzapina
• Quetiapina
• Los estabilizadores de ánimo específicos de primera línea incluyen:
• Litio
• Ácido valproico

Tratamientos de segunda línea

En los casos que no haya respuesta al tratamiento de primera línea, los tratamientos complementarios que se pueden utilizar junto con los medicamentos antipsicóticos con evidencia razonable de eficacia incluyen:

• Los antidepresivos (depresión, síntomas negativos)

• Las benzodiacepinas (ansiedad, insomnio, acatisia)

• Los antiepilépticos como Topirimate

Tratamientos de tercera línea

Cuando los pacientes no responden adecuadamente a los tratamientos de primera y segunda línea descritos anteriormente, otras posibles estrategias son:

• Un agente antipsicótico alternativo, Clozapina

Tratamientos adicionales a considerar

La evidencia preliminar sugiere que se podrían considerar las siguientes estrategias, pero no como un sustituto de los tratamientos con más validación mencionados anteriormente:

• La terapia electroconvulsiva (TEC)
• Suplementos de omega-3