Además de experimentar manía o hipomanía, muchas personas con trastornos bipolares y relacionados también sufren de depresión. La depresión se asocia con tristeza, anhedoina (pérdida de interés) e irritabilidad, además de cambios en el funcionamiento somático y/o cognitivo. La depresión bipolar se diagnostica utilizando los mismos criterios que la depresión unipolar, aunque las investigaciones sugieren que las personas con depresión bipolar pueden tener más probabilidades de sufrir de hipersomnia (dormir demasiado), ansias de comer, sensibilidad al rechazo y estado de ánimo reactivo. La depresión bipolar a veces se llama "depresión atípica".
La diferencia principal entre bipolar tipo 1 y bipolar tipo 2 (TB-2) es la naturaleza de los estados de ánimo maníacos; las personas que tienen TB-1 experimentan un episodio maníaco completo, lo que significa que sufren al menos de cuatro síntomas maníacos y que el episodio dura al menos siete días, o que terminaron hospitalizados. En contraste, las personas con TB-2 no experimentan un episodio maníaco completo, aunque sufren de hipomanía, que se puede diferenciar de la manía por la duración de los síntomas (4 o más días) y la falta de deterioro. Además, un diagnóstico de TB-2 requiere un episodio de depresión mayor, mientras que TB-1 solo requiere manía (aunque la mayoría también sufre uno o más episodios de depresión).
Los trastornos bipolares y relacionados a menudo son difíciles de diagnosticar en la juventud porque los síntomas se superponen significativamente con otros trastornos infantiles, como el trastorno por déficit de atención e hiperactividad, el trastorno de oposición desafiante, la depresión y la ansiedad, y con presentaciones extremas de comportamientos infantiles normales como arrebatos de temperamento, pensamiento grandioso, gran energía y mal juicio. Además, los jóvenes a menudo experimentan episodios de estado de ánimo que son menos distintivos (es decir, los límites son suaves) de lo que se suele observar en los adultos, lo que puede hacer que los síntomas parezcan relativamente crónicos y hacer que la enfermedad sea difícil de diferenciar. Algunos médicos también pueden dudar en diagnosticar un trastorno del espectro bipolar en un paciente joven porque, históricamente, el trastorno bipolar solo se diagnosticaba en adultos. Sin embargo, tres décadas de investigación han demostrado que los niños y adolescentes si sufren del trastorno bipolar y que pueden diagnosticarse utilizando los mismos criterios que se aplican a los adultos.
Bipolar tipo 1 y bipolar tipo 2 son trastornos episódicos, aunque como se mencionó, los episodios pueden ser difíciles de definir en la juventud. No es infrecuente que una persona joven con trastorno bipolar experimente múltiples estados de ánimo en un día o semana determinado. Sin embargo, el episodio del estado de ánimo debe representar un cambio en el funcionamiento normal de ese joven. Aunque los jóvenes con síntomas bipolares experimentan síntomas maníacos y depresivos, los síntomas maníacos generalmente atraen la mayor atención de los padres y maestros y es probable que sean la razón para buscar tratamiento. Sin embargo, la investigación sugiere que los síntomas depresivos, que a menudo duran más tiempo y son más difíciles de tratar, realmente son los que causan más deterioro. Es importante destacar que el cambio de una depresión a un estado [hipo] maníaco es el momento de mayor riesgo de suicidio. Los jóvenes con trastornos bipolares y relacionados tienen un riesgo significativo de suicidio, más de la mitad experimentan ideación suicida, y se debe evaluar cuidadosamente su seguridad.